Aunque mucha gente piensa que los vinos de Champagne se elaboran exclusivamente a partir de las tres variedades de uva principales (chardonnay, pinot noir y meunier), ¡no es totalmente cierto! Hay otras cuatro variedades de uva autorizadas en la denominación que entran en la composición de algunos: arbane, petit meslier, pinot blanc y pinot gris.
Sólo representan el 0,3% del viñedo, pero merecen que se les preste atención por sus características singulares. Estas antiguas variedades de uva, abandonadas durante un tiempo por ser algo caprichosas, han ido cobrando un renovado interés en los últimos años: de hecho, ofrecen nuevas posibilidades para los vinos de Champagne en materia de sabor.
Arbane: variedad de uva desconocida y curiosa, la arbane madura tarde y es difícil de trabajar: es sensible al mal tiempo y es difícil de prensar. Sin embargo, aporta una gran delicadeza al Champagne. Proporciona notas florales (espino y clavel) y afrutadas (melocotón de viña, manzana y membrillo).
Petit meslier: la petit meslier tiene racimos y uvas pequeños. Es una variedad poco vigorosa, poco productiva y muy sensible a las enfermedades. Aporta al Champagne una nariz ahumada que se percibe en boca, así como notas cítricas.
Pinot gris: se trata de una prima, derivada de la pinot noir. Poco ácida, aporta a los vinos notas pronunciadas de frutos secos y humo... Tanto es así que en Champagne se la conoce como “l’enfumé” (la ahumada).
Pinot blanc: este otro miembro de la familia de las pinot es una variante de la pinot gris (¡y por lo tanto de la pinot noir!). Es más regular en producción que la pinot gris y madura más rápidamente que la pinot noir. Aporta a los vinos amplitud y potencia.
