Presentación
Un Champagne multifacético
El Champagne Brut es al Champagne lo que el vestido negro o la camisa blanca son a la vestimenta: el gran clásico, el ineludible. El que le acompaña a todas partes, el que va con todo. Pero atención, no por ello es simplista Como vino de ensamblaje, el campo de posibilidades es infinito. El Champagne Brut también puede ser un vino de una sola variedad de uva, en cuyo caso sólo se utiliza un tipo de variedad en su elaboración. Las decisiones que tome el elaborador en materia de variedades de uva o de tiempo de maduración permitirán hacer que cada vino sea absolutamente único.
Cada una de las variedades de uva aporta su nota, su estilo. Respecto a la chardonnay, se buscará vivacidad, mineralidad, notas de cítricos y de flores blancas. En cuanto a la pinot noir, será más bien el cuerpo, la estructura, los frutos rojos y flores como la violeta o la rosa. Por su parte, la meunier, aportará notas afrutadas, redondez, notas de manzana, pera y frutos amarillos. Los vinos de variedades de uva blanca aportarán frescor, los procedentes de variedades de uva negra proporcionarán redondez, un toque untuoso y dulce en el caso de la meunier, o incluso cuerpo y potencia para los procedentes de la pinot noir. La magia del ensamblaje se produce cuando los diferentes aromas se añaden, se combinan y, a veces, incluso dan lugar a notas nuevas e inesperadas: especias, trufa, tabaco rubio, etc.
Las variedades de uva no lo son todo. A los aromas que cada una de ellas confiere al vino, se añaden los que proporcionará la vinificación. El elaborador tiene la posibilidad de añadir en su ensamblaje vinos de reserva al vino del año, es decir, vinos de años anteriores. Proporcionarán aromas y sabores más desarrollados, más estructurados y más redondos. Algunas cuvées contienen hasta un 50% de vinos de reserva. Hacen más complejas las notas que confiere la juventud, en torno al frescor y la vivacidad.
El tiempo de maduración del vino también influye mucho en los aromas que se desarrollarán. En las primeras etapas de maduración, de 3 a 10 años, aparecerán notas de brioche, de pastelería, frutos maduros, en compota y, después confitados (higo, dátil), flores secas, frutos secos (almendra, avellana y pasas), tabaco rubio, cera, miel, caramelo con leche, a veces con notas de vainilla y regaliz (características de los vinos envejecidos en contenedores de madera). Los vinos más añejos, denominados de "plenitud" (10 años y más) evolucionan con el tiempo sobre notas del tipo pasta de frutas (especialmente membrillo), pan de especias, hasta aromas de sotobosque y notas tostadas, torrefactadas (pan tostado, biscote, moka, café y cacao).
El término "brut" hace referencia al dosaje, es decir, a la aportación de un ligero toque azucarado (el licor de dosaje) al final de la vinificación. Un Champagne Brut contiene menos de 12 g de azúcar por litro. El dosaje "brut" concierne a más del 90% de los vinos de Champagne.
Todas estas variables con las que se puede componer son también una manera de garantizar la continuidad del estilo y del carácter de los vinos de una Maison o de un viticultor de Champagne.
